Una solida y pintoresca nube de hombres y mujeres vestidos de negro
conventual y con gafas de gruesas monturas de pasta llenan tanto el
Arsenale como los Giardini de Venecia: son los arquitectos venidos de
todas partes del globo a la preinauguración, ayer, de la 14ª Bienal de Arquitectura,
la cita mundial de más solera y de referencia en el sector. Abundan los
rostros orientales (ya hoy a los inveterados japoneses hay que sumar
cada vez más a coreanos y sobre todo, chinos) que se mezclan con el paso
fugaz de los arquitectos estrella, si es que vienen. Esta vez es
precisamente uno de ellos, Rem Koolhaas
(Rotterdam, 1944) el comisario de la edición. Y en una de sus primeras
formulaciones ha dejado claro que no hay ni un solo pabellón nacional
dedicado a un arquitecto en solitario, sino que se habla de
arquitectura. En la contraportada de voluminoso catálogo hay solamente
esta lectura: “Architettura non architetti”. Así que... blanco y en
botella.
OPINIÓN: Nosotros creemos que es muy bonito que se hagan obras como estas que son muy bonitas,y que las realicen tan buenos arquitetectos.Esperamos que en el futuro salgan arquitectos tan buenos como estos.
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